martes, 14 de enero de 2014

Daemon de las letras... (Destino)

"Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle."
Stetphen Hawking


Como diría esa parte muy ñera de mi, al chile no se de que escribir. Si ustedes me escucharan hablar pareciera que recito lineas sin sentido lógico, emulando algo de Burroughs entrado en drogas. Pero no es así, mi mente brinca velozmente y me es difícil concretar un tema (creo se llama deficit de atención) jajaja.

Cualesquiera sea el caso. Vino a mi mente algo y aprovechare para tratar (asi es, tratar) de que el tema se enfoque en esto y este esto es el destino.

Según el diccionario (que cambia y añade palabras de uso común y que para mi a veces carece de toda lógica, uno de esos ejemplos es tuitear). Destino se refiere a una fuerza desconocida de la que se cree que actúa de forma inevitable sobre las personas y los acontecimientos.

En que casi todas las religiones (si no es que en todas) se habla de una linea de acontecimientos a los que estamos regidos sin que exista alguna manera de modificarlos. Los romanos lo llamaban Fatum y tenían a su diosa Fortuna, la cual es mencionada muchas veces en Los Asesinos del Emperador de Posteguillo. Dandonos a entender que en la vida comun de cualquier romano era un daemon que influia sobre sus vidas.

Esta el karma y el dharma; esta la divina providencia en el catolicismo y esa terrible frase que detesto "Dios sabe porque lo hace". Las Nornas en la cosmovisión nórdica; las parcas (que yo conozco desde mi infancia como Grayas, en los mitos griegos) mismas a las que va a pedir consejos Perseo antes de enfrentarse a Medusa. Es mas hasta existían maneras de saber el futuro, el destino vaya, a través de los oráculos de Delfos y etc.

Para los mas incrédulos, el destino no es mas que la consecuencia de diferentes actos que empujan a un punto, moviendo a su paso situaciones y reacciones (causa-efecto, como en la fisica). Alegando que nada existe por casualidad sino por causalidad. En fin, siendo una persona drámatica, trágica y  fiel a los escritores griegos, quiero creer que existe un destino (y no).

Como he dicho anteriormente, uno de mis escritores favoritos es Paul Auster, quien usa mucho este juego del destino, al que llamamos casualidad. Así, esa casualidad en la que en el momento justo antes de irte al trabajo te manchas la corbata al cepillarte los dientes. Te tomas casi 5 minutos en disimular la mancha y sales como alma que lleva el pinchi diablo. Al llegar a la esquina encuentras con que si hubieras salido 5 minutos antes (es un decir), tu serias el tipo que acaban de atropellar en la esquina en la que siempre compras el periódico.

Sin duda, la vida esta llena de casualidades o causalidades que algunos interpretamos como señales divinas. Ahí esta Constantino que unifico Roma bajo una misma religión luego de ver una clara señal de Dios, aunque extrañamente Constantino jamas se considero ni acepto ser cristiano hasta poco tiempo antes de su muerte.

Crean o no, algunas veces parece increíble la cantidad de situaciones en las que uno se ve envuelto que parecen no tener una explicación muy lógica. Y en este caso, he ahí el porque he titulado así esta entrada.

Que serían los personajes de la literatura si no tuvieran un destino fijo.El escritor a veces se ve arrastrado a dar vida a un personaje, llegando a perder el control sobre el, como si una fuerza extraña se lo arrebatara de las manos. Los personajes se vuelven autónomos, y el escritor un simple cronista; pero al final es el escritor quien dicta el destino de sus historias, consciente o inconscientemente.

Hablemos, por ejemplo, de El perfume de Patrick Süskind.


Estamos en el París de 1700 y algo. En uno de los lugares mas pestilentes, una vendedora de pescado da a luz a su vástago bajo la mesa que utiliza para destazar y destripar. Entre los deshechos Jean-Baptiste Grenouille da su primera bocada de aire y conoce por primera vez el mundo de los olores. Pero con su llanto traerá el inicio de las muertes que provocara directa o indirectamente nuestro protagonista.

Así empieza un libro en donde nuestro protagonista dotado con un increíble sentido del olfato, iniciara una precaria existencia, en busca de algo que sin darse cuenta, el no posee. Süskind nos introduce en un mundo que yo creo, no es muy conocido por todos y es el de los perfumes. Quien no ha escuchado que quien lee esta novela, llega a desarrollar una especial atención a los aromas luego de leerla. Y es que mas allá de la desgracia que rodea a Jean-Baptiste, uno se siente el protagonista. Uno quiere que termine su obra maestra y el pestilente mundo se arrodille a nuestros pies.  

Una vez tuve una discusión con un alguien, al referirme a que esta obra tenía un mucho de la vida diaria. Me respondieron con un —Pero si es una fabula— yo pensé, y un cuerno. Es una critica sutil a como la sociedad crea a sus monstruos, a la crudeza y espontaneidad que es la vida —y mas aún— a lo que es la existencia de alguien, un dígito efímero dentro de una ecuación que se modifica continua e infinitamente, así las cosas.

Curiosamente, este libro es el favorito de algunos asesinos seriales. Y no por la obviedad del titulo, si no por la soledad y la empatia que genera un individuo rechazado, un sobreviviente en un mundo en el que es incomprendido. 

Esta de sobra decir, que específicos aspectos en la historia influyen en nuestro Jean-Baptiste para que se convierte en el fiel seguidor de un sueño que no se vera frenado ni por la moral de la carne ni las leyes de los hombres. ¿Era este el destino de Jean-Baptiste Grenouille? No lo se, pero no me imagino otra historia.

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Mas allá de la causalidad en las historias, las hay también de manera inversa. A mi, me ha pasado muchas veces. Sentirme terriblemente solitario y entrar a ver una película que me da frases especificas, como respuestas mandadas personalmente. O encontrarte con personas, que de no habértelas encontrado, su ausencia habría modificado sustancialmente tu vida. Pero que tal un libro, un libro que lees en el preciso, en el momento justo. Como si el autor se hubiera hecho las mismas preguntas, con la diferencia de que el conocía las respuestas. Aunque algunas de estas, afecten de manera positiva o negativa en nuestra vida. O que simplemente te dejen pensando aun más sobre todo.

A mi me paso eso hace como tres semanas con un titulo, considerado la gran novela americana (esos estadounidenses que piensan que solo ellos son América). Hablo de el Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald.


Asi es, quizas pocos la hayan leido o al menos hayan visto la pelicula (que no he visto). El libro va sobre un joven que diciendolo en palabras de mi parte ñera, es un desmadre. ¿Como es eso? Pues asi: hace unas tremendas fiestas en donde uno, como puede terminar conociendo a la crema y nata de la ciudad, como a las personas mas viles. 

Lo curioso, nadie sabe nada realmente sobre el anfitrión de estas fiestas. Corren rumores, si; pero nadie esta seguro de nada. Hay quien dice que es heredero de una gran fortuna, que peleo en la guerra, que es traficante de alcohol. Se dice también que ha matado.

No puedo decirles más, mi intención es que lo disfruten. Pero no me cabe duda que es un libro que impacta a quien lo lee. Maneja perfectamente la personalidad de la llamada "generación perdida" (de la cual hablare en otro post) y sobre todo del ideal del sueño de los americanos, de su encumbramiento pero también de los precios y las caídas.

No por nada este autor es considerado una leyenda andante, junto con su obra que debo aceptar su final me arranco algunas lagrimas y sentimientos encontrados. Hasta que punto uno, por el afán de un sueño, modifica su vida con el propósito de cumplirlo ¿Realmente vale la pena? Aún cuando este sueño, nos arrebate gran parte de lo que somos. 

Como dije anteriormente no se si exista o no la casualidad, pero creo que no esta peleada con la causalidad. Lo que si creo, es que el destino de muchas personas han estado en manos de algunos personajes. Personas que han dado a la historia momentos críticos y hasta inverosímiles.

No puedo mas que pensar en Domiciano (último emperador de la dinastía Flavia y personaje de Los Asesinos del Emperador, nuevamente). Al final sus actos ayudaron a forjar su destino. Llamenlo, destino, karma; al final nada de eso importa cuando escuchas a un grupo de gladiadores acerándose y uno, ironizando grita —Ave Cesar, el que te va a matar te saluda.









1 comentario:

  1. Personalmente yo no creo mucho en el karma, si en las casualidades y casualidades; y en la influencia por decirlo de algún modo que innegablemente deja la gente que ha llagado a nuestras vidas, ya sea de forma positiva o negativa (lo cual es total perspectiva) y como esta influencia nos modifica en el actuar, el pensar y el sentir. Buen escrito!

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